Reciclar ropa tiene efectos positivos tanto en nuestro día a día como en el equilibrio planetario. ¿Te apetece saber más sobre ello? Presta atención a estas razones:
Consumo excesivo de agua.
La cantidad de agua que se necesita desde que se confecciona hasta que la ropa llega a nuestro armario es mucho mayor de la que creemos. Por poner un ejemplo ilustrativo: unos pantalones jeans de un kilo suponen un consumo aproximado de 10.000 litros, mientras que para la producción de una camiseta de algodón se usan unos 2.500 litros.
¿Sabes de dónde viene la ropa que vistes?
La deslocalización en la producción textil conlleva un mayor uso de transportes y, por tanto, de combustible. Esto supone un incremento de la huella de carbono; lo que se traduce en toneladas de CO2 que contribuyen a más emisiones de gases de efecto invernadero. Por no hablar de los procesos de fabricación, confección, teñido y planchado, que son también importantes consumidores de energía.
Emisión de tóxicos.
Un 5% de las sustancias químicas que componen la ropa es perjudicial para el medio ambiente. Estas sustancias se liberan en la creación de tintes, el proceso de fabricación, al lavar las prendas o cuando estas son depositadas en vertederos.
Sobreexplotación del suelo.
Para la producción de ropa se utilizan tres tipologías de fibras: naturales, artificiales y sintéticas. La obtención de fibras naturales, como el algodón o el lino, suponen una sobreexplotación del suelo por el uso de fertilizantes, de pesticidas y de otros productos químicos (salvo en cultivos ecológicos). Igualmente, al proceder de industrias químicas, las fibras artificiales y sintéticas contaminan el medio ambiente si no son recicladas adecuadamente. En Estados Unidos, aunque no hay datos concretos, se estima un porcentaje similar al europeo: alrededor de un 75% de la ropa que compramos acaba en un vertedero, sin recibir un tratamiento adecuado en una planta de gestión de residuos.
Vertidos de sustancias peligrosas.
En el proceso de fabricación de cualquier prenda se elimina una gran cantidad de desechos y sustancias nocivas para el entorno natural. En los últimos años, han aumentado el número de empresas que optan por un proceso de creación más sostenible y prestan especial atención al conjunto de la cadena de valor de sus productos, pero aún queda un largo recorrido para conseguir un ‘vertido cero’.
Poner en práctica algunos trucos para sacar más partido al armario, ahorrar y ser más sostenibles con nuestro entorno es tan sencillo como cambiar la manera que tenemos de relacionarnos con la ropa. Desde la tienda online de ropa de segunda mano Percentil.com nos dan algunas ideas prácticas:
Principio ecológico de las 3R. Reducir
La cantidad de ropa nueva que adquirimos; reutilizar prendas dándoles un nuevo uso o valor; reciclar usando los contenedores específicos para ropa usada, gestionados por empresas u ONG reconocidas, o depositar esta ropa en los puntos limpios de tu ciudad. Esta práctica permite evitar que la ropa termine en un vertedero y, además, reduce la fabricación de prendas nuevas.
Intercambio de prendas.
Otra buena idea para reducir la compra de ropa y calzado es optar por pedir o intercambiar prendas entre amigos o familiares. Por ejemplo, una práctica sostenible sería que alguien nos deje vestidos, zapatos, corbatas o complementos para celebraciones más especiales como bodas o bautizos. En estos casos, además, una opción low cost es alquilar la ropa.
Apostar por la compra de prendas cercanas.
Es decir, preocuparnos por la procedencia de la ropa que adquirimos y no optar por aquellas fabricadas en países lejanos, para reducir así las emisiones de CO2 ocasionadas por su transporte.
Prestar atención a la composición de las prendas.
Una información que se puede encontrar en algunas etiquetas. Las fibras más aconsejadas y de menor impacto ambiental son: algodón, nailon o poliéster reciclado, cáñamo o lino, todos ellos procedentes de la agricultura ecológica. Incluso las grandes marcas se van sumando a esta moda.
Clothing recycling
Recycling clothes has positive effects both in our day to day and in the planetary balance. Do you want to know more about it? Pay attention to these reasons:
Excessive water consumption.
The amount of water that is needed since it is made until the clothes arrive in our closet is much greater than we think. To give an illustrative example: jeans of one kilogram represent an approximate consumption of 10,000 liters, while for the production of a cotton shirt about 2,500 liters are used.
Do you know where the clothes you wear come from?
Offshoring in textile production leads to greater use of transport and, therefore, fuel. This means an increase in the carbon footprint; which translates into tons of CO2 that contribute to more emissions of greenhouse gases. Not to mention the processes of manufacturing, making, dyeing and ironing, which are also important energy consumers.
Toxic emission.
5% of the chemicals that make up clothes are harmful to the environment, according to a study by the Swedish Chemicals Agency. These substances are released in the creation of dyes, the manufacturing process, when washing garments or when they are deposited in landfills.
Overexploitation of the soil.
For the production of clothing, three types of fibers are used: natural, artificial and synthetic. Obtaining natural fibers, such as cotton or linen, means overexploitation of the soil through the use of fertilizers, pesticides and other chemical products (except in organic crops). Likewise, when coming from chemical industries, artificial and synthetic fibers contaminate the environment if they are not recycled properly. In USA, although there is no concrete data, a similar percentage to the European one is estimated: around 75% of the clothes that we buy ends up in a landfill, without receiving an adequate treatment in a waste management plant.
Discharges of dangerous substances.
In the manufacturing process of any garment a large amount of waste and substances harmful to the natural environment is eliminated. In recent years, the number of companies that opt for a more sustainable creation process has increased and they pay special attention to the entire value chain of their products, but there is still a long way to go to achieve a ‘zero discharge’.
Putting into practice some tricks to get more out of the closet, save and be more sustainable with our environment is as simple as changing the way we have to relate to clothes. From the online store of second-hand clothes Percentil.com give us some practical ideas:
Ecological principle of the 3Rs.
Reduce the amount of new clothes we buy; reuse garments giving them a new use or value; recycle using specific containers for used clothing, managed by companies or recognized NGOs, or deposit these clothes in the clean points of your city. This practice makes it possible to prevent clothing from ending up in a landfill and, in addition, reduces the manufacture of new garments.
Exchange of garments.
Another good idea to reduce the purchase of clothing and footwear is to opt for ordering or exchanging clothes between friends or family. For example, a sustainable practice would be for someone to leave us dresses, shoes, ties or accessories for more special celebrations such as weddings or baptisms. In these cases, in addition, a low cost option is to rent clothes.
Betting on the purchase of close garments.
That is, worrying about the origin of the clothes we buy and not opting for those manufactured in distant countries, in order to reduce the CO2 emissions caused by their transport.
Pay attention to the composition of the garments.
An information that can be found on some labels. The most recommended fibers with the lowest environmental impact are: cotton, nylon or recycled polyester, hemp or linen, all of them from organic farming. Even the big brands are adding to this fashion.
Zahira Carvajal
Coordinadora de Servicios y Logística