De la mano de los cambios globales, del impacto de la tecnología y de la robotización del trabajo, para los analistas del talento sigue teniendo valor plantearnos la aproximación al candidato o futuro colaborador desde una perspectiva futurista. No tanto de lo que será capaz de desarrollar en base a la experiencia que ha acumulado en una materia específica, sino de lo que será capaz de aprender en base a lo que hoy desconoce. Por lo que autogestionar sus diversas carreras profesionales, cursos cortos de estudio, programas de capacitación y actualización, y seleccionar material autodidacta, se convierte en una habilidad importante de ponderar.
Tenemos como el valor de empleabilidad de una persona o candidato va a dejar de depender de lo que ya sabe para pasar a depender de lo que es capaz de aprender. Con la resultante de que para muchos campos profesionales actuales, y aún con más razón los que empiezan a asomarse en el horizonte de los trabajos globalizados, nuestras universidades, o centros tradicionales de capacitación, no ofrecen respuesta contundente.
Debido a que algunos trabajos requieren insumos o información proveniente de muchas localizaciones, y a que otros se basan en información abundante dispersa y diversa, la capacidad analítica y autodidacta de un candidato es de vital importancia para manejar los entornos cambiantes y dispersos característicos del mundo de los negocios de hoy.
Centrar atención en la capacidad recursiva del candidato, su enfoque investigativo, sentido de curiosidad, cuanto pesa el valor incremental del conocimiento en su estilo de vida y trabajo. Cómo se empeña y de qué medios se vale para ampliar su umbral de conocimiento deben ser criterios críticos para apreciar el talento humano.
Ana María Mantovani
Directora Asociada, Top Executive Search